Nuevo Opel Astra: Con personalidad propia

Opel ha puesto ya a la venta la sexta generación del Opel Astra (la undécima de los modelos compactos de la marca si contamos las cinco generaciones precedentes del Opel Kadett), un coche muy importante para la marca. El Astra, una berlina compacta (y de inmediato también un familiar) que supone una apuesta importante de la marca. En primer lugar, porque refuerza la apuesta de Opel por un segmento, el de los compactos, que está en claro declive en toda Europa por el efecto SUV y en segundo lugar porque este es el primer Astra que se ha desarrollado sobre una plataforma del nuevo consorcio Stellantis, lo que permite su electrificación.

El nuevo Opel Astra es un compacto de 4,37 metros de largo (mide lo mismo que el modelo saliente) que crece notablemente en anchura (pasa de 1,80 a 1,86 metros) y que gana también en distancia entre ejes al pasar a 2,67 metros. Todo ello es consecuencia del empleo de la plataforma EMP2 desarrollada por el grupo PSA antes de su integración en Stellantis.

El Astra dispone de una segunda evolución de esta plataforma, la misma que acaba de estrenar el Peugeot 308 y cuya principal diferencia con respecto de la precedente, que es la empleada por modelos como el Peugeot 3008 o el Opel Grandland, es que esta nueva, además de ofrecer la posibilidad de desarrollar versiones híbridas, permitirá, en 2023, la llegada del primer Astra 100% eléctrico.

Si hay algo que Stellantis hace realmente bien es permitir que sus distintas marcas desarrollen una línea de diseño completamente independiente de las otras. Solo así se explica que este Astra sea radicalmente diferente del Peugeot 308 o del DS 4, otros de los modelos construidos sobre la misma plataforma. No hay ningún elemento de carrocería en común entre ninguno de los tres coches y resulta evidente que este Astra se percibe desde el primer momento como un coche de la marca Opel.

Contribuyen a ello el frontal similar al del reciente Opel Mokka, un diseño al que la marca llama Vizor y qué consiste en una fina parrilla negra en la que se integran los faros y que queda incrustada en el parachoques. El capó tiene una fina espina central que apunta directamente al logotipo de la marca y en la parte baja del frontal encontramos una generosa parrilla inferior que se prolonga hacia ambos lados creando los vistosos huecos para los faros antiniebla.

Merece la pena detenerse en los faros de LED de este coche. Opel ha presumido en los últimos tiempos y con razón de tener uno de los mejores sistemas de faros del mercado, los Intelli-Lux, que para este coche se mejoran todavía más con nada menos que 168 elementos LED en la versión más evolucionada.

La línea lateral del Astra es mucho más angulosa que la del 308 con numerosas líneas de carácter y un pilar C muy robusto en forma de aleta de tiburón invertida que está inspirado en el del primer Kadett de tracción delantera y que destaca mucho más cuando, como es el caso, el techo está pintado en color negro. El Astra no ofrecerá el capó en este mismo color, un rasgo que se reserva a los modelos de tipo SUV como el Mokka (prueba en vídeo de la versión eléctrica en este enlace) y el Grandland.

En la parte trasera, donde se reproducen las líneas angulosas, vemos unos pilotos muy finos que, en contra de la moda actual, no se unen en el centro del portón donde en este caso encontramos el logotipo de la marca. Entre los elementos de diseño encontramos un generoso alerón en la prolongación del techo, unas falsas salidas de aire en los laterales y los escapes escondidos, pero sin salidas falsas. El portón trasero, por cierto, es de material plástico para reducir el peso.

Y si por fuera el coche es completamente distinto de sus dos hermanos de Peugeot y DS, en el habitáculo pasa exactamente lo mismo. Aquí no hay rastro ni del i-cockpit de Peugeot (primera prueba del Peugeot 308 en este enlace) ni del barroquismo del DS (primera prueba del DS4 en este enlace en vídeo), sino un salpicadero minimalista muy similar al del Mokka con una doble pantalla de 10 pulgadas cada una, la primera para la instrumentación que es digital, configurable y mucho más grande que la ridícula que monta el Corsa y la segunda para el equipo de información y entretenimiento que está orientada hacia el conductor.

Opel, con buen criterio, ha mantenido los mandos del equipo de climatización fuera de la pantalla principal, pero en cambio no ha podido evitar en las versiones automáticas utilizar la pequeña palanquita de control del cambio que usan sus primos. El volante, de forma y dimensiones convencionales, tiene un diseño atractivo y dispone de las funciones habituales de control del equipo de sonido, del teléfono y del control de velocidad de crucero. Para completar la información disponible, la marca ofrece la posibilidad de montar un head-up display de proyección de datos sobre el parabrisas, es decir, con el mejor sistema para este tipo de equipos.

La pantalla nos da acceso a diferentes funciones, entre ellas las ayudas a la conducción entre las que destaca el sistema de conducción semiautónoma que Opel llama Intelli-Drive II y que en este caso incluye la función de cambio de carril automatizado. Este sí es un desarrollo que se aprovecha de la plataforma de Stellantis y que se comparte con los modelos de las otras marcas del grupo. También puede disponer de velocidad adaptativa (a la vía y a las condiciones meteorológicas), mantenimiento de carril y control de crucero adaptativo, entre otras ayudas. Cabe destacar que el sistema de infoentretenimiento es compatible con todos los teléfonos móviles cuya conexión se realiza sin cable y que puede recibir órdenes de voz

Los asientos cuentan una vez más con la certificación AGR que garantiza que han sido desarrollados pensando en disponer de una ergonomía que no canse el cuerpo en los largos viajes y que no provoque ningún tipo de molestia en la espalda. El desarrollo de estos asientos lo ha realizado la propia Opel, de manera que no tienen nada que ver con los de otros modelos de Stellantis y en las versiones más equipadas podrán estar tapizados en cuero y disponer de funciones de masaje, calefacción y ventilación.

Por lo que respecta al acabado, nuestra impresión es que es realmente muy bueno, con materiales de calidad, buenos ajustes y una calidad percibida claramente superior a la de la anterior generación de este modelo, desarrollado en la época en que Opel pertenecía a General Motors. Nos ha gustado especialmente el diseño de las franjas decorativas en la parte del acompañante, con elementos de distintos materiales que combinan con un diseño parecido en las contrapuertas y nos ha sorprendido también la forma de los aireadores, tanto el que queda delante del acompañante, muy horizontal, cómo el del lado del conductor, con salidas verticales en la prolongación de la instrumentación, desafortunadamente sobre un elemento acabado el negro piano.

En la consola central además del mando para la caja de cambios, tenemos también el botón del freno de mano eléctrico y un selector que nos permite elegir los diferentes modos de conducción. No falta tampoco el cargador inalámbrico para teléfonos móviles.

Las plazas traseras son buenas. La puerta tiene un buen ángulo de apertura, el acceso es fácil y una vez dentro, el espacio para las piernas es generoso, con una distancia entre filas muy holgada. La distancia al techo también es buena y la banqueta resulta cómoda. En el centro del respaldo hay un reposabrazos y en la pequeña consola central, cargadores de USB y rejillas de ventilación.

Por lo que respecta al maletero, la primera sensación es que Opel ha aprovechado mucho mejor la longitud del coche para proponer un espacio portaequipajes a la altura de la competencia. La capacidad que anuncia la marca es de 422 litros, claramente por encima de los 370 del modelo que estaba a la venta hasta ahora… y que es la misma cifra que ofrecen las versiones híbridas enchufables, que pierden buena parte del doble fondo del maletero.

Pero si lo que nos hace falta son litros de maletero, es evidente que lo mejor que podemos hacer es recurrir a la versión familiar que Opel llama Sports Tourer. Este es un coche evidentemente más largo, que mide 4,64 metros de longitud (son 27 cm más que la berlina) y que está construido sobre una plataforma con 6 cm más de distancia entre ejes. La anchura es la misma pero la altura se incrementa hasta 1,48 m. Si la distancia entre ejes crece 6 cm y el coche es 27 cm más largo es evidente que los 21 que faltan se aplican al voladizo trasero y que, por consiguiente, el principal beneficiario es el maletero que ofrece nada menos que 608 litros de volumen de carga.

Opel ha anunciado una gama de motores que combinará las versiones térmicas tanto de gasolina como diésel, en ningún caso con hibridación ligera, y dos versiones híbridas enchufables, siempre de tracción delantera y con caja automática, que serán las topes de gama.

Los motores de gasolina son los ya conocidos en otros coches del grupo. Se trata de 2 versiones del bloque de 3 cilindros y 1,2 litros que ofrecen potencias respectivas de 110 y 130 CV. La primera está solo disponible con una caja de cambios manual de 6 marchas mientras que la segunda permite elegir entre la citada caja manual o una automática de 8 relaciones. El único motor diésel disponible también es conocido ya que es el bloque de 1,5 litros y cuatro cilindros de 130 CV disponible también con ambas cajas de cambios.

La ausencia de hibridación ligera en estos coches hará que no tengan etiqueta Eco, pero, para compensar, habrá dos versiones que dispondrán de la etiqueta Cero de la DGT. Se trata de las dos versiones híbridas PHEV que combinan un motor de gasolina 1.6 Turbo con un motor eléctrico y que tienen potencias respectivas de 180 y 224 CV. La diferencia entre una y otra viene dada por la potencia del motor térmico, que es de 150 caballos en la menos potente y de 180 en la versión tope de gama, puesto que el motor eléctrico es el mismo para ambas versiones con un rendimiento de 110 CV.

La batería que alimenta a estas versiones híbridas tiene una capacidad de 12,4 kwh. y la autonomía teórica en modo 100% eléctrico de ambas versiones es de hasta 60 kilómetros y de hasta 74 en recorrido urbano.

En nuestra primera prueba de este nuevo Opel probamos la versión híbrida enchufable en su variante menos potente, con 180 CV (150 del motor de gasolina) y lo cierto es que nos pareció un modelo muy razonable, con un motor térmico que empuja bien y que recibe el apoyo del eléctrico cuando realmente hace falta. La caja de cambios de ocho velocidades es muy suave, casi imperceptible en su funcionamiento y hay poca diferencia de régimen en los saltos de una marca a otra.

Nos gustó como el motor sube de vueltas (con un cierto exceso de ruido, eso sí) y como, en el modo híbrido, combina ambos motores para buscar un buen rendimiento sin comprometer el consumo que, en esta primera prueba no pudimos comprobar por la premura de tiempo y el tener que estar grabando el vídeo que acompaña a esta información.

El coche tiene tres modos de uso: eléctrico, híbrido y e-save, este último para mantener una cierta energía almacenada en la batería (para hacer 10 o 20 kilómetros o para recuperarla por completo obligando al motor de gasolina a funcionar a un régimen superior para generar electricidad). Por lo que respecta a los modos de conducción, el Sport saca el máximo provecho a la mecánica e interviene sobre la respuesta del motor y el cambio y sobre la dirección.

Opel asegura que sus ingenieros han calibrado el chasis para conseguir un comportamiento dinámico acorde con lo que querían que ofreciera el coche. Han modificado la calibración de la dirección, la de la suspensión, eligiendo muelles y amortiguadores diferentes de los que usa el 308 y han trabajado en el chasis, para que ofrezca una mejor respuesta a alta velocidad de acuerdo con la posibilidad de circular en velocidad libre en las autopistas de Alemania, su primer mercado para este modelo. No pudimos comprobar como va el Astra a 220 km/h., pero sí en las carreteras de la Sierra de Sintra portuguesa.

El Astra es un coche estable y con muy buen tacto. No tiene una suspensión blanda, pero tampoco muy firme, con un buen compromiso entre confort y estabilidad. El Peugeot 308 nos pareció un coche más ágil y más reactivo en curva, pero el Astra va más aplomado, como si fuera más pesado, pero, sin acusar un subviraje excesivo. Lo único que el coche ha perdido con respecto de la generación precedente es el sistema de suspensión activa, que le iría francamente bien, sobre todo a las versiones más potentes (a las de gasolina y diésel de hasta 130 CV no les hace ninguna falta ya que la suspensión, insisto, está muy compensada).

Opel ofrecerá este nuevo Astra en acabados Edition, Elegance, Ultimate y GS Line, este último con una orientación claramente deportiva y con detalles específicos en la estética exterior. Los precios arrancan en los 22.700 euros que costará la versión de gasolina de 110 CV en acabado Edition y alcanzarán los 38.700 euros que costará la versión híbrida de 180 CV con acabado Ultimate, puesto que, de momento, la variante de 225 CV tardará un poquito más en llegar. La diferencia de precio de las versiones familiares Sports Tourer con respecto de las berlinas equivalentes todavía no está fijada.